lunes, 20 de febrero de 2012

CARTA A LOS ROMANOS. TESTIMONIO DE LA LEY ANTIGUA: ABRAHÁN. 4,1-25.

4       1-¿Qué concluimos entonces del caso de Abrahán, progenitor de nuestra raza? Porque, 2si Abrahán fue rehabilitado por sus obras, tiene de qué estar orgulloso.
             -Sí, pero con Dios no hubo tales; 3a ver, ¿qué dice la Escritura? "Abrahán se fió de Dios y eso le valió la rehabilitación" (Gn 15,6).
             Ahora bien, 4a uno que hace su trabajo, el salario no le vale como gratificación, sino como algo debido; 5en cambio, a uno que no lo hace, pero se fía de aquel que rehabilita al culpable, esa fe le vale la rehabilitación.
            6En esa línea llama también David dichoso al hombre a quien Dios le hace valer la rehabilitación independientemente de las obras:

                      7¡Dichosos los que están perdonados de sus culpas,
                        a quienes han sepultado sus pecados!
                      8¡Dichoso el hombre a quien el Señor
                        no le cuenta el pecado! (Sal 31,1-2).

          9Ahora bien, esta bienaventuranza ¿se refiere sólo al circunciso o también al no circunciso? Hemos quedado en que la fe de Abrahán le valió la rehabilitación, pero, 10¿cuándo le valió: antes o después de circuncidarse?. Antes, no después, 11y la circuncisión se dio como señal, como sello de la rehabilitación obtenida por la fe antes de estar circuncidado; así es padre de todos los no circuncisos que creen, valiéndoles también a ellos la rehabilitación, 12y al mismo tiempo de todos los circuncisos que, además de estar circuncidados, siguen las huellas de la fe que tuvo nuestro padre Abrahán antes de circuncidarse.
        13Porque la promesa hecha a Abrahán y a su descendencia, de que su herencia sería el mundo, no suponía la observancia de la Ley, sino la rehabilitación obtenida por la fe. 14Además, si el ser herederos dependiera de observar la Ley, la fe quedaría sin contenido y la promesa anulada, 15porque la Ley no trae más que reprobación; en cambio, donde no hay Ley, no hay violación posible.
        16Ésa es la razón de que la promesa dependa de la fe, para que, siendo gratuita, esté segura para toda la descendencia; no sólo para la descendencia que sigue la Ley, sino también para la que sigue la fe de Abrahán. Que él es nuestro padre común, 17lo dice la Escritura: "Te he destinado a ser padre de todos los pueblos" (Gn 17,5).
          Fue al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a lo que no existe cuando creyó Abrahán. 18Esperar cuando no había esperanza fue la fe que lo hizo padre de todos los pueblos, conforme a lo que Dios le había dicho: "Así será tu descendencia" (Gn 15,5). 19Su fe no flaqueó al considerar su cuerpo, materialmente muerto (tenía casi cien años), ni el seno de Sara ya sin vida; frente a la promesa de Dios la incredulidad no lo hizo vacilar, 20al contrario, su fe se reforzó reconociendo que Dios decía la verdad y 21convenciéndose plenamente de que tiene poder para cumplir lo que promete. 22Precisamente por eso "le valió la rehabilitación".
          23Pero ese "le valió" no se escribió sólo por él, sino también por nosotros; nos valdrá a nosotros 24porque tenemos fe en el que resucitó de la muerte a Jesús Señor nuestro, 25entregado por nuestros delitos y resucitado para nuestra rehabilitación.

EXPLICACIÓN.

1-25.    El objetivo ficticio, protestando contra la afirmación de la rehabilitación por la fe, no por las obras, aduce el ejemplo de Abrahán, a quien los fariseos consideraban rehabilitado/aprobado por Dios como premio al sacrificio de Isaac, acto meritorio (1). Pablo silencia el sacrificio de Isaac, se remite a la Escritura (Gn 15,6), que no habla de mérito, sino sólo de la confianza en Dios, antes del nacimiento de Isaac. La fe no es una obra, sino una actitud del hombre (2-5). Confirma el argumento con Sal 32,1-2: no es dichoso quien tiene algo que ofrecer a Dios, sino aquel a quien Dios perdona. No hay libro del haber y debe con Dios (6-8).


           La rehabilitación es para todos, paganos y judíos, por haberse dado a Abrahán antes de la circuncisión (9-12). La promesa es gratuita, y lo mismo su contenido; una herencia depende sólo de la voluntad del testador, no de la actividad del beneficiario. Si la promesa dependiese del cumplimiento de una Ley que nadie cumple sería ilusoria (13-15). Promesa gratuita. Abrahán, antepasado de todos los que se apoyan en la fe (Gn 17,5) (16-17a). Fe/confianza invencible de Abrahán. Poder de Dios creador de novedad, capaz de romper los determinismos que encadenan al hombre (17b-22). Reconociendo que Dios decía la verdad (20), lit. "dando gloria a Dios", cf. Jn 9,24. Dios ha demostrado en Jesús que sigue dando vida a los muertos; esta esperanza de vida es el fundamento de la fe (23-25).

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