4 1-¿Qué concluimos entonces del caso de
Abrahán, progenitor de nuestra raza? Porque, 2si Abrahán fue rehabilitado por
sus obras, tiene de qué estar orgulloso.
-Sí, pero con Dios no hubo tales;
3a ver, ¿qué dice la Escritura? "Abrahán se fió de Dios y eso le valió la
rehabilitación" (Gn 15,6).
Ahora bien, 4a uno que hace su
trabajo, el salario no le vale como gratificación, sino como algo debido; 5en
cambio, a uno que no lo hace, pero se fía de aquel que rehabilita al culpable,
esa fe le vale la rehabilitación.
6En esa línea llama también David
dichoso al hombre a quien Dios le hace valer la rehabilitación
independientemente de las obras:
7¡Dichosos los que están perdonados de
sus culpas,
a quienes
han sepultado sus pecados!
8¡Dichoso
el hombre a quien el Señor
no le
cuenta el pecado! (Sal 31,1-2).
9Ahora bien, esta bienaventuranza ¿se
refiere sólo al circunciso o también al no circunciso? Hemos quedado en que la
fe de Abrahán le valió la rehabilitación, pero, 10¿cuándo le valió: antes o
después de circuncidarse?. Antes, no después, 11y la circuncisión se dio como
señal, como sello de la rehabilitación obtenida por la fe antes de estar
circuncidado; así es padre de todos los no circuncisos que creen, valiéndoles
también a ellos la rehabilitación, 12y al mismo tiempo de todos los circuncisos
que, además de estar circuncidados, siguen las huellas de la fe que tuvo
nuestro padre Abrahán antes de circuncidarse.
13Porque la promesa hecha a Abrahán y a
su descendencia, de que su herencia sería el mundo, no suponía la observancia
de la Ley, sino la rehabilitación obtenida por la fe. 14Además, si el ser
herederos dependiera de observar la Ley, la fe quedaría sin contenido y la
promesa anulada, 15porque la Ley no trae más que reprobación; en cambio, donde
no hay Ley, no hay violación posible.
16Ésa es la razón de que la promesa dependa de la fe, para que, siendo
gratuita, esté segura para toda la descendencia; no sólo para la descendencia
que sigue la Ley, sino también para la que sigue la fe de Abrahán. Que él es
nuestro padre común, 17lo dice la Escritura: "Te he destinado a ser padre
de todos los pueblos" (Gn 17,5).
Fue al encontrarse con el Dios que da
vida a los muertos y llama a la existencia a lo que no existe cuando creyó
Abrahán. 18Esperar cuando no había esperanza fue la fe que lo hizo padre de
todos los pueblos, conforme a lo que Dios le había dicho: "Así será tu
descendencia" (Gn 15,5). 19Su fe no flaqueó al considerar su cuerpo,
materialmente muerto (tenía casi cien años), ni el seno de Sara ya sin vida; frente
a la promesa de Dios la incredulidad no lo hizo vacilar, 20al contrario, su fe
se reforzó reconociendo que Dios decía la verdad y 21convenciéndose plenamente
de que tiene poder para cumplir lo que promete. 22Precisamente por eso "le
valió la rehabilitación".
23Pero ese "le valió" no se
escribió sólo por él, sino también por nosotros; nos valdrá a nosotros 24porque
tenemos fe en el que resucitó de la muerte a Jesús Señor nuestro, 25entregado
por nuestros delitos y resucitado para nuestra rehabilitación.
EXPLICACIÓN.
1-25. El objetivo
ficticio, protestando contra la afirmación de la rehabilitación por la fe, no
por las obras, aduce el ejemplo de Abrahán, a quien los fariseos consideraban
rehabilitado/aprobado por Dios como premio al sacrificio de Isaac, acto
meritorio (1). Pablo silencia el sacrificio de Isaac, se remite a la Escritura
(Gn 15,6), que no habla de mérito, sino sólo de la confianza en Dios, antes del
nacimiento de Isaac. La fe no es una obra, sino una actitud del hombre (2-5).
Confirma el argumento con Sal 32,1-2: no es dichoso quien tiene algo que
ofrecer a Dios, sino aquel a quien Dios perdona. No hay libro del haber y debe
con Dios (6-8).
La
rehabilitación es para todos, paganos y judíos, por haberse dado a Abrahán
antes de la circuncisión (9-12). La promesa es gratuita, y lo mismo su
contenido; una herencia depende sólo de la voluntad del testador, no de la
actividad del beneficiario. Si la promesa dependiese del cumplimiento de una
Ley que nadie cumple sería ilusoria (13-15). Promesa gratuita. Abrahán,
antepasado de todos los que se apoyan en la fe (Gn 17,5) (16-17a). Fe/confianza
invencible de Abrahán. Poder de Dios creador de novedad, capaz de romper los
determinismos que encadenan al hombre (17b-22). Reconociendo que Dios decía la
verdad (20), lit. "dando gloria a Dios", cf. Jn 9,24. Dios ha
demostrado en Jesús que sigue dando vida a los muertos; esta esperanza de vida
es el fundamento de la fe (23-25).
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