13 1Sométase todo individuo a las
autoridades constituidas; no existe autoridad sin que lo disponga Dios y, por
tanto, las actuales han sido establecidas por él. 2En consecuencia, el insumiso
a la autoridad se opone a la disposición de Dios y los que se le oponen se
ganarán su sentencia.
3De hecho los que mandan no son
una amenaza para la buena acción, sino para la mala. ¿Quieres no tener miedo a
la autoridad? 4Sé honesto y tendrás su aprobación, pues ella es agente de Dios
para ayudarte a lo bueno. En cambio, si no eres honesto, teme, que por algo
lleva la espada: es agente de Dios, ejecutor de su reprobación contra el
delincuente.
5Por eso forzosamente hay que
estar sometido, no sólo por miedo a esa reprobación, sino también por motivo de
conciencia. 6Y por la misma razón pagáis impuestos, porque son funcionarios de
Dios dedicados en concreto a esa misión. 7Pagad a cada uno lo que debáis: impuestos,
contribución, respeto, honor, lo que le corresponda.
EXPLICACIÓN.
1-7. Este párrafo es
muy probablemente una interpolación posterior al texto de la carta. Encuentro
del cristiano con la sociedad en que vive, tanto en el régimen judicial como en
el pago de impuestos. Se hace derivar la existencia de autoridades de una disposición
divina (no de una participación de la autoridad de Dios). Dios la respalda.
Quizá temía el autor que, como muchos judíos contestaban al dominio romano,
algunos judíos creyentes crearan dificultades a la iglesia adoptando actitudes
extremistas.
No se habla
de obediencia, sino de sumisión; es decir, no es cuestión de una respuesta
libre y personal, sino de la aceptación de una realidad. Sin embargo, que la
autoridad fuese la norma del bien y del mal era ya inaceptable para muchos
judíos (4). En realidad, el autor propone una teología de la autoridad que
había caído en descrédito desde que Israel estuvo sometido al yugo extranjero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario