sábado, 25 de febrero de 2012

CARTA A LOS ROMANOS. EPÍLOGO. 15,14-33.

          14Con todo, hermanos, en vuestro caso yo personalmente estoy convencido de que rebosáis buena voluntad y de que os sobra saber para aconsejaros unos a otros. 15A pesar de eso, os he escrito para refrescaros la memoria, a veces con bastante atrevimiento. 16Me da pie el don recibido de Dios, que me hace celebrante del Mesías Jesús para con los paganos: mi función sacra consiste en anunciar la buena noticia de Dios, para que la ofrenda de los paganos, consagrada por el Espíritu Santo, le sea agradable.
         17Por eso, en lo que toca a Dios, pongo mi orgullo en el Mesías, Jesús, 18y así no se me ocurrirá hablar de nada que no sea lo que el Mesías ha hecho por mi medio para que respondan los paganos, valiéndose de palabras y acciones, 19de la fuerza de señales y prodigios, de la fuerza del Espíritu; de ese modo, dando la vuelta desde Jerusalén hasta la Iliria, he completado el anuncio de la buena noticia del Mesías, 20poniendo así además todo mi ahínco en anunciarla donde aún no se había pronunciado su nombre; no quería construir sobre cimiento ajeno, 21dino atenerme a la Escritura:

                  Los que no tenían noticia lo verán,
                  los que nunca habían oído comprenderán (Is 52,15).

          22Las más de las veces ha sido eso precisamente lo que me ha impedido ir a visitaros; 23ahora, en cambio, no tengo yo campo de acción en estas regiones, y como hace muchos años que siento muchas ganas de haceros una visita, 24de paso para España..., porque espero veros al pasar y que vosotros me facilitéis el viaje; aunque primero tengo que disfrutar un poco de vuestra compañía.
          25Por el momento me dirijo a Jerusalén, prestando un servicio a los consagrados; 26porque Macedonia y Grecia han decidido dar una muestra de solidaridad a los pobres entre los consagrados de Jerusalén. 27Lo han decidido, sí, y de hecho se lo deben, porque si los demás pueblos han compartido sus bienes espirituales, les deben a su vez una ayuda en lo material.
         28Concluido este asunto y entregado el producto de la colecta, saldré para España pasando por vuestra ciudad, 29y sé que mi ida ahí cuenta con la plena bendición de Cristo.
         30Por nuestro Señor, Jesús el Mesías  y por el amor que inspira el Espíritu os pido ahora un favor, hermanos; luchad a mi lado pidiendo a Dios 31que escape de los incrédulos de Judea y que este servicio mío a Jerusalén sea bien acogido allí por los consagrados. 32De esta manera, si Dios quiere, podré ir a veros contento y descansaré un poco en compañía vuestra.
        33El Dios de la paz esté con vosotros, amén.

EXPLICACIÓN.

14-33.     Vuelven a aparecer los temas principales de la introducción (1,8-17): proyecto de viaje a Roma; su orgullo de pertenecer al Mesías Jesús y éxito de su misión entre los paganos. La alabanza a los de Roma (14) muestra que la situación no era grave. Se excusa de su audacia. Transpone el concepto antiguo de sacerdocio (15-16): si antes se reconciliaba a los hombres con Dios mediante sacrificios, ahora se hace con la predicación; los paganos entran en la esfera de Dios al recibir el Espíritu. Ninguna vanidad personal (17-19): es el Señor quien actúa. Optimismo de Pablo. Crea comunidades en cada comarca; dada la urgencia de la tarea, no quiere trabajar donde otros ya lo han hecho, para seguir abriendo nuevos campos de misión.

              La ida a Jerusalén retrasa el viaje a Roma y a España. Alegría por este viaje, pero preocupación por las dificultades que prevé en Jerusalén (22-33). Grecia (26), lit. "Acaya".

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