martes, 14 de febrero de 2012

Carta a los Romanos. 1,1-7.

    1Pablo, siervo del Mesías Jesús, apóstol por llamamiento divino, escogido para anunciar la buena noticia de Dios.
          Esta buena noticia, 2prometida ya por sus Profetas en las Escrituras santas, 3se refiere a su Hijo que, por línea carnal, nació de la estirpe de David y, por línea de Espíritu santificador, 4fue constituido hijo de Dios en plena fuerza a partir de su resurrección de la muerte: Jesús, Mesías, Señor nuestro.
          5A través de él hemos recibido el don de ser apóstol, para que en todos los pueblos haya una respuesta de fe en honor de su nombre. 6A ellos pertenecéis también vosotros, llamados por Jesús el Mesías.
          7A todos los predilectos de Dios que estáis en Roma, llamados y consagrados, os deseo el favor y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor, Jesús Mesías.

EXPLICACIÓN.

1-7. Saludo. En el saludo propiamente dicho (1,1-7) intercala Pablo una profesión de fe cristológica (2-4) y su presentación como apóstol de los paganos (5-6). En v.1 se describe como siervo y apóstol. La denominación siervo pertenece al vocabulario semítico tradicional para describir la relación del hombre con la divinidad (pero cf. Jn 15,15). Añade su título particular de apóstol, enviado. No es apóstol por propia iniciativa, sino escogido por Dios, quien le ha confiado el anuncio de la buena noticia. El mensaje de un apóstol ha de ser la palabra de Dios, no la propia, la buena noticia de la liberación efectuada por Jesús.

La profesión de fe (2-4) desarrolla la expresión la buena noticia (el evangelio) de Dios. No menciona la muerte de Jesús, esencial para Pablo; se acerca a la teología de Hch 2,22-36. Parece un pequeño credo tradicional, admitido y probablemente conocido por los de Roma. Continuidad de la historia de la salvación (2): el Mesías corona el AT (3); su ascendencia lo radica en el antiguo Israel. Nuevo estado a partir de la resurrección: Hijo de Dios con plena fuerza, la del Espíritu, en contraste con la debilidad de la herencia humana. Santificador: El Hijo de Dios es ahora dador del Espíritu, que crea la humanidad nueva (4).

Presentación de Pablo (5-6). El llamamiento a ser apóstol le vino de Dios a través de Jesús, destinándolo a una misión especial, distinta de la de los Doce (Gál 2,9). Insinúa su derecho a escribir a los romanos, iglesia de territorio y mayoría paganos.

Una respuesta de fe (5): Los términos griegos hupakouô, hupakoê (nunca correlativo de entolê, "mandamiento") significan "responder, respuesta" a una interpelación. Su matiz dependerá de la calidad de ésta: si la interpelación es una orden, la respuesta será obediencia; si es una invitación, será aceptación. La fe no es respuesta a una orden, sino a una invitación o llamamiento (8,30; 9,24); no se trata, pues, de obediencia. Nótese la falta de artículos en el texto.

Continúa el saludo (7). No llama a los romanos "iglesia" (cf. 1 Cor 1,2; 2 Cor 1,1; Gál 1,2; 1 Tes 1,1; 2 Tes 1,1). Consagrados ("santo" en sentido pasivo: los cristianos han sido "santificados/consagrados" por el Espíritu); en Éx 19,6 se dice de Israel como nación consagrada a Dios. Predilección de Dios por los que responden con la fe; éstos, por el Espíritu que han recibido, tienen la experiencia de Dios como Padre.

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