martes, 21 de febrero de 2012

CARTA A LOS ROMANOS. LIBERACIÓN: VIDA POR EL ESPÍRITU. 8,1-17.

8       1En consecuencia, ahora no pesa condena alguna sobre los del Mesías Jesús, 2pues, mediante el Mesías Jesús, el régimen del Espíritu de la vida te ha liberado del régimen del pecado y de la muerte.
           3Es decir, lo que resultaba imposible a la Ley, reducida a la impotencia por los bajos instintos, lo ha hecho Dios: envió a su propio Hijo en una condición como la nuestra pecadora, para el asunto del pecado, y en su carne mortal sentenció contra el pecado. 4Así, la exigencia contenida en la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por los bajos instintos, sino por el Espíritu.
           5Porque los que se dejan dirigir por los bajos instintos tienden a lo bajo, mientras los que se dejan dirigir por el Espíritu tienden a lo propio del Espíritu; 6de hecho, los bajos instintos tienden a la muerte; el Espíritu, en cambio, a la vida y a la paz. 7La razón es que la tendencia de los bajo significa rebeldía contra Dios, pues no se somete a la Ley de Dios; en realidad, ni siquiera lo puede, 8y los que viven sujetos a los bajos instintos son incapaces de agradar a Dios.
           9Vosotros, en cambio, no estáis sujetos a los bajos instintos, sino al Espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros; y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, ése no es cristiano. 10Pues bien, si Cristo está en vosotros aunque vuestro ser estuvo muerto por el pecado, el Espíritu es vida por la amnistía; 11y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de la muerte habita en vosotros, el mismo que resucitó al Mesías dará vida también a vuestro ser mortal, por medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros.
           12Resumiendo, hermanos, deudores los somos, pero no de los bajos instintos para tener que vivir a su manera. 13Si vivís de ese modo, vais a la muerte, y, al contrario, si con el Espíritu dais muerte a las bajas acciones, viviréis; 14porque hijos de Dios son todos y sólo aquellos que se dejan llevar por el Espíritu de Dios.
          15Mirad, no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y os vuelva al temor; recibisteis un Espíritu que os hace hijos y que nos permite gritar; ¡Abba! ¡Padre! 16Ese mismo Espíritu le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios; 17ahora, si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios, coherederos con el Mesías; y el compartir sus sufrimientos es señal de que compartiremos también su gloria.

EXPLICACIÓN.

1-17. El cap.7 termina con el testimonio personal de que Dios ha puesto término al estado de miseria del hombre. Ahora Pablo va a explicar cómo. Las bases son: la nueva solidaridad con Jesús (6,11) y la antítesis Espíritu-código (7,6).

         La palabra clave es "Espíritu": viento, aliento de Dios, su fuerza de vida, que irrumpe en la vida humana: la fuerza en medio de la debilidad. La ley del pecado: esclavitud y destino de muerte. Ley del Espíritu: régimen de la gracia/favor divino, que libera de la esclavitud al pecado y de la autoridad de la Ley (1-2). En el conflicto entre Jesús, el Hijo de Dios, y el pecado, éste pierde su dominio. La exigencia contenida en la Ley era la del amor mutuo; con el Espíritu, fuerza de amor, el cristiano encuentra el modo de cumplir esta exigencia (12,1; 13,8-10) (3-4).


         Oposición entre el Espíritu y los bajos instintos (5-8). Condición del cristiano: su yo ya no es sólo psico-somático, sino, además, psico-pneumático; posee la vida divina, además de la existencia humana. Ninguna preocupación por los pecados pasados ni por la muerte futura (9-11). Dios es la vida; para tenerla, hay que ser hijo suyo por el Espíritu, y ser hijo se muestra en la conducta (12-14). Corrige Pablo la metáfora de la esclavitud hecha en 6,22: nada de esclavos, sino hijos, condición que excluye todo temor. Horizonte del cristiano (15-17).

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