martes, 14 de febrero de 2012

Carta a los Romanos 1,16-17.

        16Porque yo no me acobardo de anunciar la buena noticia, fuerza de Dios para salvar a todo el que cree, primero al judío, pero también al no judío, 17pues por su medio se está revelando la amnistía que Dios concede, única y exclusivamente por la fe, como dice la Escritura: "El que se rehabilita por la fe, vivirá" (Hab 2,4).

EXPLICACIÓN.

16-17.  Tema de la carta. Para semejante tarea no hay fuerza humana que baste. Pablo, un judío de cultura rabínica, tenía que enfrentarse con una cultura pagana de gloriosa tradición filosófica y alta educación retórica. No se acobarda: no se siente inferior, porque el evangelio que predica no se apoya en su fuerza personal, es una fuerza de Dios mismo, una intervención de Dios en la historia de la humanidad. La buena noticia está destinada a todos los hombres sin distinción; la única condición es la fe. Pablo admite cierta prioridad de los judíos, porque de hecho Jesús cumplía las promesas del AT y limitó su labor a los judíos (Rom 15,8; cf. Mt 15,24), pero la buena noticia está destinada a todos (no judío, lit. "griego"). Pablo no hace diferencia (cf.  2,9-11; Gál 3,28; Col 3,11; Hch 15,9).

La dikaiosunê griega tiene un sentido ético: "ser recto u honrados",  y otro forense, que describe la calidad y actuación de un juez que sentencia a favor del inocente, rehabilitándolo ante la opinión pública en caso de falta de acusación o injusticia por parte de un adversario: "hacer justicia". Pablo se apoya en este sentido del término griego para describir la acción salvadora de Dios con el hombre, reo de muerte por su pecado (5,12), pero pasando a un nivel superior, pues Dios no rehabilita al inocente, sino al culpable (4,5). No actúa, por tanto, como juez, sino como soberano que concede gracia al/a los condenados (indulto, amnistía), independientemente de toda ley (3,21). La humanidad se encuentra condenada a muerte por el pecado (3,9s). Para salvarla, Dios promulga una amnistía; tal es el contenido de la buena noticia que se proclama la única condición para acogerse a ella es la fe/adhesión a Jesús (1,17; 3,21.24.28; 4,3; 5,1, etc; Gál 3,26), la promesa (Rom 4,16; Gál 3,14), aspectos diversos de la misma realidad de salvación, obra del amor de Dios por el hombre (5,8-10).

Única y exclusivamente por la fe. lit. "desde fe hasta fe", expresión inspirada en otra aramea con el significado de "empezando por (la fe) y acabando por (la fe)"; cf. 2 Cor 2,16.

No hay comentarios:

Publicar un comentario