miércoles, 22 de febrero de 2012

CARTA A LOS ROMANOS. AMOR MUTUO Y CONDUCTA CRISTIANA. 13,8-14.

            8 A nadie le quedéis debiendo nada, fuera del amor mutuo, pues el que ama al otro tiene cumplida la Ley. 9De hecho, el "no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás" (Éx 20,13-17; Dt 5,17-21) y cualquier otro mandamiento que haya se resumen en esta frase: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lv 19,18). 10El amor no causa daño al prójimo y, por tanto, el cumplimiento de la Ley es el amor.
           11Y más conociendo las circunstancias; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora tenemos la salvación más cerca que cuando empezamos a creer. 12La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades propias de las tinieblas y pertrechémonos para actuar en la luz. 13Comportémonos como en pleno día, con decoro: nada de comilonas ni borracheras, nada de orgías ni desenfrenos, nada de riñas ni porfías. 14 En vez de eso, revestíos del Señor, Jesús Mesías, y no deis pábulo a los bajos deseos.

EXPLICACIÓN.

8-14. Continúa el tratado sobre el amor, interrumpido por 13,1-7. El deber nace del amor, no tiene una norma en sí mismo. El amor al hombre engendra un deber universal, pero no definido por códigos; nace de la situación. Ésta era la exigencia profunda de la Ley (Éx 20,13-17; Dt 5,17-21; Lv 19,18) (8-10). La presión que ejerce la edad futura sobre la presente era un lugar común de la exhortación. Revestirse de, "incorporarse a", vivir plenamente lo que significa ser miembros del Señor, guiados por el Espíritu, no por el egoísmo (11-14).

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